Recomendaciones para la ceremonia de Ayahuasca

Recomendaciones para la ceremonia de Ayahuasca

La ceremonia de Ayahuasca se realiza en la noche. La hora exacta dependerá del shaman. La tranquilidad de la noche favorece la concentración y permite que los sentidos estén dispuestos.

Asiste a la ceremonia portando ropa holgada y que abrigue. Los pies con sandalias que puedan ponerse y sacarse con facilidad.

Ya en presencia del shaman, la ansiedad y las expectativas pueden llevarte a momentos incómodos o dubitativos. Relájate mientras observas al shaman alistar su mesa y convocar la presencia de la Planta Madre, Maestra y Doctora, la Ayahuasca.

Luego de esta parte, el shaman se concentrará brevemente en ti. Aquí debes poner la mayor atención. Cierra los ojos, respira suavemente y mantén tu actitud receptiva. El shaman rociará agua de flores alrededor tuyo, luego impartirá el hálito del tabaco en tu coronilla, en tu pecho, en tu abdomen, en tus órganos sexuales y finalmente en tus pies. Algunas veces el tabaco solo se imparte en la coronilla. Esta decisión depende del shaman.

El siguiente paso es beber la Planta. Tomarás la dosis prefijada por el shaman. Con la mayor reverencia y respeto, recibe el brebaje y ofrece una oración personal, luego bebe todo el líquido al instante. Acabas de dar un salto de Fe. Tranquilo, tranquila, más arriba hay instancias superiores que te están cuidando. El shaman finaliza esta parte tomando su propia dosis.

Se abre a continuación un tiempo de “digestión” de la Planta. El cuerpo y la mente requieren de algunos minutos para recibir el brebaje. Algunos shamanes apagan las luces y esperan en silencio o en actitud contrita. Otros inician conversaciones coloquiales con fondo musical suave. Las tensiones se alivian y la rigidez con que inició la ceremonia se allana.

Pasando 20 o 30 minutos el cuerpo bien preparado, el que ha seguido las dietas y las restricciones, percibe los primeros efectos. El estómago es el primero en avisar: se adormece y las tripas suenan. Es probable que aparezca la sensación de vómito. Debe evitarse o controlarse, deja que la Planta ingrese. Si deseas ir a orinar o a defecar, hazlo con el permiso del shaman. Poco a poco el cuerpo se adormece y las palabras se hilan con dificultad, se eructa el sabor de la Planta. Aunque es una sensación desconcertante, el cuerpo no pierde movilidad y la conciencia está alerta, al igual que todos los sentidos.

Es hora de empezar. El shaman ofrecerá las últimas indicaciones si las hubiera y empezará a cantar. Escucha, atento, atenta. Cierra los ojos y concéntrate en su cántico. Este sonará suave y repetitivo, y a medida que la Planta hace su trabajo, el cántico se tornará fuerte y penetrante. La Planta y el shaman han entrado en comunión para ayudarte. De aquí en adelante a cada uno lo que le corresponde. Lo que la Planta haga en ti constituye un asunto íntimo. El shaman hará su trabajo cuidándote, cantando para ti y estará atento a tus emociones. Sigue sus instrucciones al pie de la letra. Cede a la virtud de la obediencia cuando él te habla.

Si luego de transcurridas las horas no sientes nada, tranquilo, tranquila, no pierdas la concentración. Sigue la ceremonia y las directivas, acompaña y ayuda a los demás. Ya habrá momento de explicaciones.

Cuando sigues el canto del shaman y la Planta ha ingresado a tu cuerpo y a tu mente, entonces tus pensamientos se profundizarán y navegarás en ellos como si jalaras un hilo interminable. Algunos pensamientos dominantes tratarán de cambiar tu estado de ánimo. Si prefieres darles rienda suelta, hazlo, a ver a dónde te llevan, pero debes estar seguro de poder controlarlos luego o retomar el camino. Si no quieres imbuirte en estos pensamientos, simplemente sigue atento el cántico y la guía del shaman. Es posible que aparezca la sensación de vómito con más fuerza y constancia. Hazlo, vomita, expulsa todo. La Planta ha recolectado las cosas internas que impiden tu vuelo y requiere expulsarlas. Deja que la Doctora haga su trabajo. Tú, tranquilo, tranquila, vomita, respira, vomita, respira. 

A medida que avanza la ceremonia y de acuerdo a la preparación previa de nuestro cuerpo y mente, y sobre todo a la voluntad de la Planta, aparecen las visiones. Destellos de colores monocromáticos o policromáticos, superpuestos en formas geométricas fractales, infinitas, ininteligibles. Para algunos shamanes este es el punto cumbre de la ceremonia. La mente está absorta en las visiones. El cántico se incrementa y la Sanación es un hecho indivisible. A cada uno lo que le corresponde.

Luego de unos minutos empieza el descenso. Algunos experimentan visiones reales, episodios sin tiempo ni lugar, lugares conocidos o desconocidos, hechos intemporales o vividos diariamente, seres reconocidos o indescriptibles, etc. Otros regresan a sus pensamientos y sensaciones. En segundo plano la Planta hace su trabajo en el cuerpo, revisándolo, auscultándolo, sanándolo. El cuerpo y la mente son escalpados súbitamente por el poder de la Planta. El corazón se agita, se relaja, casi se detiene… pero la respiración eventualmente retorna con el aire que entra en tus pulmones. Estás vivo, es un privilegio.

Si en algún momento de la ceremonia sientes que pierdes el control de ti mismo o no puedes soportar la sensación de vómito o la fuerza con que la Planta se ha hecho presente en tu cuerpo y en tu mente, respira, respira, suavemente, sigue el canto del shaman o solicita su ayuda. Si tienes la suficiente confianza y preparación para soportar estas sensaciones, entonces acéptalas manteniendo una postura erguida, firme, incólume. Sí, todo lo que sientes es inevitable, es lo que tienes que sentir, pero hay que aceptarlo, primero aceptación, ya habrá tiempo para procesar.

En ello ya pasaron de tres a cuatro horas, así, sin darte cuenta. A veces los shamanes hacen intervalos: luego de cantar por una o media hora revisan a los participantes para ver su estado o inician conversación, un poco para despejar la mente. Luego retoman el trabajo. A veces aprovechan el intervalo para trabajar en una persona en específico o dar más brebaje a quien lo necesite.

En algún momento el shaman verá quiénes pueden ir a descansar a sus camas. Pero esto no constituye el final de la ceremonia, al contrario, la planta sigue trabajando en tu cuerpo y a veces dirige tus pensamientos. Se pone de manifiesto la virtud del discernimiento y se agendan las tareas que debes realizar después, en tu plano ordinario. Este momento con la Planta es íntimo. Si la sensación de mareo retorna, tranquilo, tranquila, respira, opta por una posición firme y luego relájate. Acepta y aprende.
Amanece. Ha sido una noche larga. Tienes que bañarte con agua fría para restablecer el ánimo y despejar las sensaciones de la noche pasada. El shaman conversará contigo para ayudarte a procesar la información y discernir la experiencia.

Rato después, según las horas y el cuerpo, te apretujará una confortable sensación de paz y armonía, de transcendencia. Todo lo pasado se resume en el encuentro profético de tu Ser pacífico y contemplativo. Un abrazo o un llanto afectuoso pueden ayudar. En adelante la tarea de Sanar es tuya.

Ayahuasca: Retiros Espirituales en la Selva del Cusco

Ayahuasca: Retiros Espirituales en la Selva del Cusco

"Descubrir lo que verdaderamente necesitamos requiere valentía y disposición para explorar los rincones más profundos de nuestro ser." Bienvenidos a una experiencia íntima en la selva del Cusco, donde podrás descubrir el poder transformador de los Retiros Espirituales...

Las Reveladoras Lecciones de la Ayahuasca

Las Reveladoras Lecciones de la Ayahuasca

Las Reveladoras Lecciones de la Ayahuasca: Un Viaje Profundo hacia la Sanación y el Despertar Espiritual Las experiencias con la Ayahuasca son diversas en su esencia y su forma. Cada ceremonia en compañía de esta planta madre nos ofrece una enseñanza y nos orienta...

Ayahuasca

Experiencias de Ayahuasca